Espiral

Noja
ARTESANTANDER / Espiral

Malas perspectivas, 2016 – 2017
Tinta china y grafito sobre papel en plancha de madera
Conjunto de 12 dibujos en continuación. Obra única políptico
(12 x) 156 x 122 cm. Total 156 X 1464 cm

Directores

Ana Laguna
Manuel Sáenz–Messía

Contacto

Plaza de la Villa, 18
39180 Noja
Móv.: 661670 506
www.galeriaespiral.es

espiralgaleriadearte@gmail.com

Artistas representados

Jose Carlos Balanza
Joaquín Cano
Willy Ramos
Carmen Anzano
Martín Carral
Antonio Maya
J. Martínez Cano
Nacho Angulo
Vega de Seoane

Rax Rinnekangas
Gloria Pereda
Manolo Messía
María Bejarano
Victor Alba
Inma Fierro
Teresa Esteban
Carmen Van den Eynde

Un paraiso rebelde
Parece que lo natural, y por tanto la naturaleza, fuera
 el lugar bueno donde nada sucede de forma forzada,
 donde nada se violenta. Nos hemos acostumbrado a
 relacionar ese término como si fuera de esa manera.
Todos sabemos que no es así, al menos desde la expulsión del paraíso terrenal, de lo anterior no tenemos
 mucha información. Que la naturaleza, y por tanto lo
 natural es terrible, cruel, perturbador de nuestro educado buenismo descoloca el paisajismo de nuestros
 pintores realistas, dejándoles en costumbristas. Creo
 firmemente en que en la naturaleza puede existir cualquier cosa que la mente humana sea capaz de concebir
 y viceversa. Si unimos esa idea de lo natural verdadero
 con el conocimiento de un viejo oficio de pintor y una
mente imaginativa que deja siempre parecer cómo las
 formas nacen de manera espontánea y sin reflejarse el
mínimo esfuerzo, el trabajo directo y sincero, no muy
 optimista, que Alfonso Galván le lleva poniendo, con
 una gran dosis de positivismo, nos topamos entonces
 con este Paraíso rebelde. Cada aparición de la obra de
 Alfonso Galván es una nueva sorpresa. Parece que se
 hubiera convertido en el hombre-artista-invisible, como
 un híbrido de su propia producción, como si hombre y
 artista y su propia invisibilidad, no fueran sino como una
 onformación de fauna mítica, fantasiosa y peligrosa
 como la propia naturaleza que el mismo nos presenta,
 olvidándose de modas y de presencias mediáticas.
 Sosegado, casi recluido en la sierra madrileña con la
 artista Carmen Van den Eynde, su mujer, no está para
 fuegos fatuos: sus gallinas, como pequeños dinosaurios
 de sus cuadros; sus plantas, los tulipanes de Carmen y
el arte. Cotidiano, sin alharacas, practicando el chino
 antiguo, traduciendo el Tao, inventa y doma las fieras
en el paisaje de su olvidado paraíso, asustando a los
 mansos que olvidaron lo indómito de nuestro origen.