
Doce propuestas cántabras en la exposición Still Alive en Artesantander 2021
GABRIEL RODRÍGUEZ
Crítico de arte
La exposición Still Alive ha reunido a doce artistas cántabros, presentados por doce galerías con participación en la presente edición de Artesantander. La comisaria, Carmen Quijano, ha planteado la convocatoria desde el punto de vista del fin del confinamiento, de la alegría del reencuentro, del arte como fuente de cohesión social. En este caso, también de cohesión entre distintas generaciones de artistas.
Como ejemplo de este planteamiento, podemos ver la obra de Arancha Goyeneche (Santander, 1967) presentada por Set Espai D’Art, que nos ofrece “El año que hay primavera”, una serie de esculturas inspiradas en la explosión de flores silvestres que ha encontrado al desplazarse en bicicleta: escoba, espino, botón de oro, lirón, amapola, cardo, flor del sol. Las sensaciones, la cercanía de la naturaleza ha sido llevada a un forma de expresión propia, personal, a los vinilos que forman esculturas de pared. Hay una asimilación, un proceso de apropiación por el que traslada o transduce una vivencia íntima a otro soporte, a este idiolecto igualmente personal, único.
Alejandro Bombín (Madrid, 1985), de A Pick Gallery, nos ofrece una obra de compleja ejecución técnica, realizada por medio de monotipos y de esmaltes cerámicos, acerca del enfrentamiento conceptual entre la percepción del salvaje y la de personajes civilizados incultos que rozan el esperpento. Y lo hace por medio del error tecnológico implícito en el sistema y de la distorsión cognitiva generada por los prejuicios y los lugares comunes.
El tema de la migración y el desarraigo, explorado desde formas personales de documentación y archivo, vertebra la obra de Manuel Diego Sánchez (Madrid, 1993), de Espacio Alexandra. Son trabajos de base fotográfica que prolongan su textura material fuera de marco, instalaciones en las que se produce un anclaje, paradójicamente abierto, de la memoria vinculada al territorio.
Espacio Mínimo nos ofrece la obra de Manu Arregui (Santander, 1970) titulada “Dating App” (Sobre plano negro)” (2017-2021). El cuerpo, inocente, aparece recortado y ordenado por la cuadrícula de una Tablet escultórica, en una imagen sorprendente, intensa, atractiva y misteriosa. Manu Arregui plantea una postura crítica frente a los estereotipos con que miramos el cuerpo, hace un análisis de la sexualidad como punto clave para entender al ser humano en su contexto social y político, nos habla del cuerpo despersonalizado, del consumo del cuerpo en una sociedad mediatizada por la banalidad de la red.
Gloria Pereda (Santander, 1966), con la galería Espiral, nos presenta una obra de la serie “Arquitecturas provisionales”, construida a base de transparencias, acuática, limpia, diáfana. Todo de mueve en ese fluido que deshace las constancias espaciales, todo es inestable hasta el punto de generar una inquietud perceptiva en el observador, todo aparece en un estado de provisionalidad próximo a la caída.
La galería recién estrenada en Artesantander, Exhibit Lab, presenta la obra de Guillermo de Foucault (Santander, 1996) titulada “Jak” (2021), en la que juega con una imagen tomada durante el rodaje de una de las partes de Star Wars. Y un políptico de acuarelas, “Cauderan” (2021). Son obras en las que trabaja sobre la necesidad de traducir lo cotidiano al dibujo, para hacerlo propio, asimilarlo por medio de la pintura y de la inclusión de pequeñas modificaciones, para analizar los puntos que le han despertado un interés intenso.
Juan Silió presenta a Manuel Minch (Santander, 1993). En “Código para artistas” (2021) podemos ver una parodia, un vocabulario secreto de lo que no se puede decir públicamente, traducido a símbolos crípticos, a un idioma oculto. A partir de los códigos del lenguaje hobo, que utilizaban los vagabundos en los trenes tras la Gran Depresión, Manuel Minch trabaja sobre las huellas, los rastros que dejan los desplazamientos de las mercancías y su relación con el mercado. Plantea una mirada crítica que analiza las similitudes y diferencias entre los logotipos impositivos y los códigos de los grupos marginales.
Laura López Balza (Santander, 1984), convocada por La Gran, nos presenta obras de título tan sugerente como “La tarde que comieron dátiles en un oasis de Mauritania sin salir de Senegal” (2020). Vemos el palmeral, la exuberancia, un mundo inocente y sincero compuesto por anhelos y sueños: los sueños utópicos de lo natural, de la alegría de vivir. Y la sombra del conflicto político. Es una obra que crece con la fertilidad del detalle, que se desarrolla como un ser vivo para dejar abierta la aventura, el misterio narrativo, el deslumbramiento de África.
Marta Cervera nos presenta la obra de Gorka Mohamed (Santander, 1978), un gran retrato pletórico, frondoso, titulado “Duke of Polgranate” (2021), y tres dibujos de rostros igualmente inusuales. En ellos hay una mezcla sorprendente de reminiscencias de personajes barrocos y de imágenes surrealistas. Juega con los grandes iconos de la historia del arte, juega con los rostros y los sueños. Gorka Mohamed parece luchar con los límites de lo reconocible, tensar la tendencia fuerte a la Pareidolia que nos hace ver caras en la imágenes más lejanas, elementales o inverosímiles, para hacernos trabajar en la recepción de la obra, para que recorramos los caminos de la reconstrucción y las referencias.
La galería Moisés Pérez Albéniz ha traído unos dibujos exquisitos de Juan Uslé (Santander, 1954), “Notas para SQR” (2020), obras luminosas, translúcidas, que sugieren le existencia de un lenguaje oculto, una forma de código morse conectada al cuerpo y a la materia, un pentagrama en el que se conjuga el tiempo, la escritura y el rastro del autor, un registro multimodal que conecta diversos sentidos, el latido con la vista. Juan Uslé nos propone una forma de escritura en imágenes, de colores saturados y huellas temblorosas, tan primitiva como extremadamente evolucionada.
Siboney nos ofrece una gran obra de Xesús Vázquez (Orense, 1946), titulada “Hacia Kolimá” (2021), una pintura expresionista realizada sobre un soporte coherente, el rudo bullkkraft. Un entierro en un día de pleno sol resulta aún más triste. Esa carretera de aspecto inocente y tonos primaverales es la Ruta de los Huesos, construida figurada y literalmente sobre los huesos de los deportaos al crematorio blanco del externo más inaccesible de Siberia. Ese contraste hiriente es el mismo que aparece en la nota siniestra del arcoíris negro que preside la escena. Por muy aséptica que sea una escena, todo queda violentamente teñido por los colores de lo que sabemos.
Por último, la galería Yusto/Giner presenta la obra de Mina K. (Santander, 1992), una serie de pinturas violentamente gestuales, de colores saturados, que se mueven entre el error y el desecho, realizadas a golpes fluidos, semejantes a los trazos de la escritura automática que aparece como collage adherida a las obras. El tema que recorre todo el conjunto es un poema que trata acerca de una escalera de tijera, imposible, que ocupa con sus grafismos toda una pared, delineada con una escritura infantil, atormentada, onírica.